“Era un salto sin arnés, sin plan B… simplemente necesario lanzarse.”
A veces, las decisiones más importantes no llegan con garantías ni certezas. Hace más de 20 años, junto a Martín Mayol, decidimos embarcarnos en un proyecto que cambiaría nuestras vidas y las de miles de pacientes. Éramos jóvenes, con más ganas que recursos, y nos enfrentábamos a un sector que apenas sabía lo que significaba la internación domiciliaria.
Nos decían: “¿Dos chicos de treinta años con esta idea? ¿Realmente creen que funcionará?” Pero cuando conocés de cerca el dolor y la incertidumbre de las familias, entendés que no se trata de esperar el momento perfecto, sino de construirlo. Esta es nuestra historia: la de un salto sin red y una confianza inquebrantable en que podíamos cambiar las cosas.
Cuando la necesidad impulsa la innovación
Durante mis años como enfermero en el Instituto de Cardiología de Corrientes, noté algo que me preocupaba profundamente: los pacientes que regresaban a casa tras el alta hospitalaria muchas veces quedaban sin un plan de contención. Las familias, lejos de los profesionales y los equipos de un hospital, se sentían perdidas.
Me preguntaba una y otra vez:
¿Qué pasa con este paciente cuando vuelve a su casa?
¿Quién lo acompaña en este momento crucial?
Había una verdad evidente: el sistema de salud cubría la atención hospitalaria, pero no la post-hospitalaria. Por otro lado, Martín, con su formación en sistemas, me hablaba de cómo la tecnología podía conectar, monitorear y asistir de formas que el sistema de salud tradicional aún no contemplaba. En esa conversación, algo hizo clic. Si uníamos mi experiencia clínica con su visión tecnológica, podíamos cambiar la historia de esos pacientes.
Construir en tiempos de incertidumbre
No había un marco normativo para lo que queríamos hacer. La internación domiciliaria era un concepto nuevo y poco comprendido. La única manera de avanzar era diseñar el camino mientras lo recorríamos.
Organizamos reuniones con las autoridades, mediamos con ministerios, presentamos casos y discutimos cada detalle técnico para demostrar que no era una idea descabellada, sino una solución real y necesaria.
Recuerdo especialmente la primera vez que nos asignaron un caso crítico: un paciente psiquiátrico con esquizofrenia. Los hospitales no contemplaban que ese tipo de pacientes pudiera ser atendido en casa. Pero nosotros creíamos lo contrario. Le dimos algo más que medicación: un entorno seguro, un equipo capacitado y, sobre todo, contención emocional. Ver cómo su entorno familiar empezaba a recuperar la confianza y la calma fue una prueba de que estábamos en el camino correcto.
Los cimientos de nuestro modelo: Confianza y colaboración
Desde el inicio, supimos que la clave era la confianza. No vendíamos un producto; ofrecíamos algo mucho más delicado: el cuidado de la vida humana.
Para lograrlo, implementamos un modelo basado en:
- Transparencia total: Permitimos a las obras sociales y a las familias acceder a los registros de visitas, tratamientos y seguimientos en tiempo real. Esto no solo evitaba malentendidos, sino que les devolvía la tranquilidad.
- Colaboración con instituciones: Al trabajar con entidades como INSSSEP y PAMI, entendimos que cuando los objetivos están alineados, los resultados son más efectivos.
Estas alianzas nos permitieron ofrecer desde soporte de oxígeno hasta cuidados paliativos complejos en los hogares de los pacientes. Por ejemplo, con INSSSEP, la clave fue adaptar los protocolos de internación para cumplir con los requisitos técnicos y emocionales de cada familia. Mientras que, con PAMI, tuvimos que reforzar los equipos multidisciplinarios para atender casos de alta complejidad en adultos mayores.
Esta confianza también fue clave para obtener financiación cuando apenas empezábamos. En vez de prometer lo imposible, ofrecimos pruebas: casos reales y testimonios de familias que confiaron en nosotros.
De la práctica al cambio normativo: Ser pioneros en el sector
No solo nos dedicamos a brindar atención, sino que fuimos parte activa en la creación de la Cámara Argentina de Internación Domiciliaria (CAD). Cuando no existían estándares ni marcos claros, ayudamos a establecer normas para garantizar calidad y buenas prácticas.
Desde el inicio, formamos parte del Comité Técnico-Científico de la cámara, lo que nos permitió compartir nuestras experiencias, aprender de otros y definir procesos que hoy benefician a miles de personas.
Por ejemplo, uno de los debates más importantes fue establecer criterios para la atención de pacientes con soporte vital en casa. Los respiradores, que antes solo estaban disponibles en hospitales, pasaron a ser parte del día a día de la internación domiciliaria gracias a acuerdos logísticos y mejoras en la capacitación de los equipos de atención.
Responsabilidad social: Mucho más que atención médica
La responsabilidad social no es solo cuidar los recursos; es asegurar que cada paciente reciba atención con dignidad y respeto.
Nuestros pilares:
- Soporte técnico y logístico: Implementamos dispositivos médicos de última tecnología y un sistema de visitas personalizadas según cada patología.
- Contención emocional: Sabemos que una máquina puede medir signos vitales, pero la empatía es irremplazable. Acompañamos a las familias para que se sientan seguras y comprendidas.
- Optimización de recursos: Diseñamos planes eficientes que aseguran la sostenibilidad del servicio sin comprometer la calidad de atención.
Además, en zonas rurales, esto significaba algo más: ser el puente entre la vida y el acceso a un sistema de salud. A menudo, nos encontrábamos trasladando insumos médicos desde grandes ciudades, asegurándonos de que cada pieza llegara a tiempo, porque ahí estaba la diferencia entre salvar o no una vida.
La innovación al servicio del bienestar
La calidad no solo se mide en procedimientos médicos, sino en la capacidad de adaptarse y mejorar continuamente. Por eso, integramos herramientas como:
- Monitoreo en tiempo real: Utilizamos tecnología que registra visitas y actualiza los historiales clínicos de manera segura y rápida.
- Plataformas de comunicación: Desarrollamos sistemas que permiten a las familias y financiadores comunicarse de manera ágil con nuestro equipo.
- Análisis predictivo: Incorporamos inteligencia artificial para identificar patrones y anticiparnos a complicaciones, reduciendo tiempos de reacción y optimizando recursos.
Nuestra meta es que la internación domiciliaria no sea vista como una alternativa de segunda, sino como una modalidad de atención que puede —y debe— ofrecer los mismos estándares de calidad que un hospital.
Nuestra misión: Más que un servicio, una red de apoyo
En Atender Salud, creemos que el cuidado no termina cuando el paciente deja el hospital; ahí es donde comienza el verdadero desafío. Nuestro equipo multidisciplinario trabaja con un solo objetivo: colocar a las personas en el centro de todo. No ofrecemos solo atención médica, sino también confianza, acompañamiento y soluciones que devuelven a las familias algo invaluable: tranquilidad.
Nos impulsa un propósito que va más allá del servicio; queremos generar un impacto positivo y construir un sistema de salud más humano y colaborativo.
Innovación con impacto humano
La historia de Atender Salud demuestra que la innovación no se trata solo de tecnología, sino de personas. Los resultados no se miden solo en cifras, sino en historias de vida.
¿Cómo imaginás que será el futuro de la salud domiciliaria? ¡Compartí tu opinión y sigamos la conversación!